jueves, 13 de septiembre de 2012

"New Sensation" Capítulo 43-Ahora me toca a mí. 

Me reboté, me puse histérica, solté la mano de Winona cuando ella casi estaba en pie, me olvidé de mi profundo corte y me puse a correr, tenía que llegar a Eric, no podía hacerme esto, me he imaginado mil cosas preciosas junto a él, pero nunca he imaginado que entre sus brazos pudiera estar otra chica que no sea yo, mi corazón empezaba a agrietarse, mis sentimientos corrían peligro, yo no desperdicio mis lagrimas por tonterías, pero Eric Surita es Eric Surita, una cara bonita para algunas, un Dios para otras, pero para mí, es la vida, mi vida.
Dudu se puso delante de mí, le intenté esquivar pero era más fuerte que yo, me cogió e hizo imposible mi huida, no pude aguantar y me puse a llorar desconsoladamente, rompí todos mis esquemas, desapareció la chica dura, la de las gorras y las camisetas de basket, se dejo ver a la que podría dar la vida por la persona que en esos instantes se encontraba en una habitación con otra chica.
-Dakota, déjalo ya-Me espabiló zarandeando mi rostro, que se encontraba entre sus manos-tienes que saber que no es la primera ni la última vez que una chica va a pasar por la habitación de Eric, tus lagrimas no van a solucionar nada, es una amor que no te corresponde.
-Yo no estoy enamorada de él…-Me sequé la salada lagrima que recorría mi rostro sola, sin rumbo, como me encontraba yo en esos instantes.
-¿Y por eso lloras?¿Por qué no estás enamorada?, podrías tragarte el orgullo por una vez en tu vida y serme sincera-Cogí impulso e hice fuerza para salir de entre los brazos de Dudu, intentaba agacharme para escabullirme por debajo, de repente dejo de apretar y me soltó, agarré la barandilla y subí un pie algo confusa, llena de dolor, Dudu me agarró la camiseta, y habló serio, con un nivel de autoridad excesivo.
-Tu sabrás, pero cuando abras la puerta, no te sorprendas de lo que vayas a encontrarte-Se colocó el castaño flequillo y volvió al jardín donde Karen y Winona seguían tiradas, ya no me quedaba nada, tenía que recapacitar, lo que dijo Dudu… Pero no hay persona más terca en el mundo que yo, así que con miedo subí las escaleras, me quejaba suavemente al pisar con el pie herido, pero ya nada podía pararme, tenía que hacer algo para que lo más bonito que hay en mi vida permaneciera sin penetrar a nadie por un día, suena mal, pero es que no lo puedo decir de otra forma. Abdiriéndome a las paredes como pude y cruzando el pasillo malherida llegué a la puerta, era imponente tan grande y de madera tan gruesa, y pensareis “Si, pobre Dakota, posará la mano en el manillar mientras duda en si girarlo para abrir y encontrarse con algo que puede cambiar su vida para mal, y hundirla para siempre, si, pensará muy bien si dar ese paso…” Que no, que nada mas encontrarme a las puertas de su cuarto abrí como una bestia, que casi me cargo el manillar.
Calma, como en un bosque en las afueras de la ciudad donde todo es relajante y el único sonido que se escucha es el piar de los jilgueros o las pisadas del buen leñador en el rastrojo, me agaché y respiré profundamente, cerré los ojos y sonreí aliviada.
En la habitación se encontraban Eric y una chica, pero lo único que estaban haciendo era tapar los muebles del cuarto con sabanas blancas, al verme la chica dejó de atar los picos y me miró, Eric entrecerró los ojos y volvió la mirada con hartura.
-¿Y ahora que haces aquí niña?-Ya llevaba puesta la camiseta, era tan hermoso, si mis ojos tuvieran la capacidad de hablar me darían las gracias por tener aquellas vistas, como seguía en cuclillas me agarré a la lámpara de pie que había allí e intenté levantarme, Eric miró al suelo, y divisó mi pie, que empezó a sangrar de repente.
-Madre mía, ¿Qué te has hecho?-La chica, castaña con ojos verdes, muy mona ella, pero luego tenía una dentadura pésima, me ayudó a levantarme mientras Eric corría hacia el baño a por el botiquín de emergencias, cojeando y ayudada por la muchacha llegué a la cama, tapada por sabanas, y tomé asiento.
-Bueno Eric, yo me tengo que ir, si necesitas más ayuda me llamas
-Va, adiós Caitlin-Levantó una mano, mientras, con la otra, rebuscaba para encontrar el betadine, ella recogió su bolso del suelo y salió por la puerta.
-Eres doña pupas, siempre te pasa algo-Mojó el algodón en agua y desenroscó el tapón del alcohol.
-Era tu novia…-Afirmé, aunque no lo tenía muy claro, me miró indiferente, y después se rió.
-No imbécil, solo es una amiga, tengo que tapar todos los muebles de mi habitación para mañana, la van a dar una capa de pintura, y necesitaba ayuda, ¿Y eso a ti que te importa?-rozó un poco el algodón empapado en alcohol con la herida y vi mas allá de las estrellas, le di una patada que le hizo caer hacia atrás, se paró apoyando una mano en el suelo, después me dio en el pie.
-Estate quieta
-¡Me haces daño!
Me miró, después, a la herida, volvió a pasar el algodón, esto me recordaba a cuando le dieron el puñetazo, yo en sus piernas, curando suavemente su moratón mientras él me miraba, se quejaba, pero yo ponía todo el cariño en el, en mi precioso niño.
-¡Escuece!-Paró un instante, volvió a pasar de nuevo el algodón- ¡ESCUECE!
-Mira Dakota cuando madures ya si eso te curo la puta herida-Tiró el algodón a mala ostia y se levantó, apoyó las manos en la pared, estiro los brazos y bajo la cabeza intentando tranquilizarse, le estaba poniendo histérico.
-Tú a mí también me pones nerviosa.
-Yo a ti te pongo, y ya está-Ni cuando estaba cabreado dejaba de creérselo, este chico.
-Me duele, ayúdame-Me señalé el pie morado entre pucheritos, Eric miró hacia otro lado y volvió, cogí una camiseta que había a mi lado y la mordí para aguantar el dolor mejor.
-Era mi camiseta preferida Dakota, yo me cago en tu padre-Eso dijo Eric, pero yo pasé de él. Tras los minutos de agonía y dolor, terminó de curarme, dejé en el suelo la camiseta, que había babeado entera.
-Sabes Eric, tu hermano es tan dulce.
-No más que yo-Se apoyó en la cama.
-Sí, claro que mas que tu, me ha enseñado a una chica, y ha dicho que era lo más importante de su vida, es adorable, y no digas que tu mas, porque no.
Eric se puso en pie, estiró su brazo, ofreciéndome su mano, yo la cogí con fuerza, aunque sabía que él nunca me iba a dejar caer, agarró mi cintura, y me colocó delante de algo que estaba tapado con una sabana, no sabía qué era lo que se encontraba debajo de la tela, el se acercó a ello, enganchó la sabana, y antes de levantarla, me dijo:
-Ahora me toca a mí, esto es lo más importante que hay en mi vida.
Estiró de la sabana, dejándose ver así un bonito espejo plateado
-Mira que eres materialista ¿Un espejo es lo más importante de tu vida?
-No es el espejo, es lo que se refleja en él.
Observé que, lo único que se veía en el reflejo, era… era yo.

Picha aquí para ver la foto.

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