"New Sensation" Capítulo 28- ¿Y cual es tu sueño?
Cogí la camiseta de los chicago Bulls, unos pantalones negros de sport, las deportivas rojas de Nike y la gorra, obviamente, de los Bulls también, sencillo e impresionante.
Desperté a Winona con varias palmadas, ella se revolvió un poco entre
las sabanas, la tiré una almohada y me fui al baño a pintarme, bueno,
solo me eche rímel, es que a mí eso de que la gente me confunda con una
muñeca de lo pintada que voy me va poco.
-Wi-no-na ¡Levanta!-me tiré encima de ella y me queda ahí plantada.
-Hay Dakota levántate de encima macho, ¡aaaah! ¡Que me haces daño mierda!-Me levanté y la tiré de la cama, se puso a cagarse en mi y en toda mi familia, pero por lo menos ya estaba con los ojos abiertos.
-Hoy es sábado, ¿Por qué me levantas tan pronto imbécil?-Dijo mi pequeña pelirroja mientras se frotaba los ojos.
-Nos vamos al rastrillo.
Wi terminó de vestirse, y salimos de la asquerosa mansión, cogimos el primer autobús que iba hacia la calle D’Ermurño, donde ponían un rastrillo enorme en el que vendían toda clase de cosas artesanales, tenía mucha ganas de verlo, y comprar cositas para mi familia.
En una semana de vuelta a Madrid.
Me desanimé por completo, la felicidad dejo de fluir por mi cuerpo, apoyé mi carita en el cristal del bus, me ponía nerviosa tanta vibración, hasta me entró dolor de cabeza, Winona estaba viciada con la Black Berry, menudo invento…
Llegamos al mercadillo, la gente tan simpática como siempre, si es que daba gusto estar allí, Winona se compró un gorrito con orejas de oso para cuando llegara Junio (Haber, en Brasil Junio es invierno) y yo me compré un par de atrapa sueños muy bonitos, comimos carne a la parrilla en un conocido restaurante, ya estaba atardeciendo, tenía que ir a casa de Eric, para evitar que le pegaran, me despedí de Winona y me bajé en la parada correspondiente.
Entré en el jardín, Eric y Joan estaban con el portátil, contando a cada una de las chicas que les ha llamado guapos por twitter.
-Haber seiscientas noventa nos han llamado guapos, ochocientas dos quieren hijos míos, y solo una quiere hijos tuyos Joan…-Eric se empezó a mofar y Joan le cogió de su bonita cabeza y alborotó su impresionante pelo, Eric se incorporó.
-Joan, todo hombre tiene algo atractivo-Joan sonrió alegre-Aunque sea un amigo-El se molestó y se largo, era mi oportunidad.
-Eric, ven un momento por favor-Sus ojos se dirigieron hacia la puerta, donde estaba yo, se levantó vagamente y sin ganas, se paró delante de mí, y levantó la cabeza para que hablara.
-¿Puedes acompañarme?, es importante es para que no te…
-Tú no dices cosas importantes, solo gilipolleces, si quieres que la gente te vea conmigo por la calle te jodes y te buscas a otro famoso que por lo menos te soporte.
Ya, calló la gota que colmó el vaso, ya estaba aguantando suficiente, era algo que ya no podía soportar, el grifo estuvo demasiado tiempo abierto y creo que ese chico ya había muerto para mi, para siempre, pero antes, le iban a pegar como que yo me llamo Dakota.
-No es eso, mira, vamos al bosquecito, y allí te lo cuento.
-Como sea una estupidez te vas a enterar-Eric dijo a los guardas que se quedaran quietos, y los dos, bastante distanciados uno del otro, fuimos hacia el bosquecito.
Ya allí, junto a los bananeros, había mucha humedad y me estaba entrando dolor de cabeza, eso era malísimo para la piel, Eric me miraba, no me cansó de decir, que es precioso, inmensa y tremendamente precioso…
-No me estarás insinuando nada verdad, como me has traído aquí, que hay tanto plátano y tu estas tan necesitada-Dijo mirándose entre pierna y pierna
-Claro que no gilipollas.
-¿Me lo vas a contar?
-Tiene que llegar… ¡Winona!, si Winona-Mentí
-Esa chica por lo menos me cae bien, me admira, como deberías hacer tú.
Arranqué una hoja de un árbol, y la empecé a romper a cachitos de la rabia, porque tenía que ser así conmigo, ¿Qué coño le había hecho yo? Alguien me lo puede explicar, Eric se sentó a la sombra del bananero.
-Eres malo, y lo peor es que no sé porqué, porque tú lo tienes todo, todo.
Eric me miró, sus ojos parecían tristes, pero a lo mejor me estaba equivocando, se rascó el brazo y tocó el tronco del árbol, todo era muy tropical, un ambiente muy cálido, y acogedor, Eric escondió su cara entre las manos, se la acariciaba delicadamente, era una bonita imagen, me senté cautelosa en el suelo, en frente, a lo mejor le había hecho sentir mal, quería pedirle perdón, pero él me había hecho sentir mal un montón de veces, y le había dado completamente igual como me encontraba.
-Que lo tengo todo… ¿Dime Dakota, cuál es tu sueño?
Esa pregunta me desconcertó, Eric me observaba serio y misterioso, el corazón se me salía del pecho de lo rápido que iba, no tenia porque contestarle, ¿Qué le importaba cual fuera mi sueño? Os parecerá extraño, pero estaba en un bosque tropical, con la persona que más odio del mundo y lo peor, le iba a responder.
-Mi sueño, puede sonar cursi, cosa que yo no soy, pero es coleccionar amaneceres junto a una persona especial, esa persona que todavía no he encontrado, esa que, no me haga sentir bonita, sino preciosa, que no pierda el tiempo contando estrellas, porque sabe que tiene la luna a su lado, que me despierte con un buenos días princesas y que me haga sentir con absoluta certeza, que será un para siempre juntos.
Eric miraba al infinito, no sé si me había escuchado, pero me di cuenta de que si, porque se empezó a reír, parece que no aprendo, soy subnormal…
-Empalagoso, pero accesible –Añadió.
Hubo un incomodo momento de silencio, en el que ambos pensamos.
-¿Y cuál es tu sueño, Eric?-Dije en voz baja.
Eric esbozó una sonrisa, yo le miraba, el miraba hacia el norte, cruzó los dedos en plan interesante, todavía, no me lo podía creer, es que, daría millones, millones para que pudieseis haberle visto en ese momento, como algo tan hermoso, podía ser tan insolente...
-Mi sueño…
-Sí-Me moví y crujieron las hojas secas del suelo.
-Es más simple que el tuyo, mi sueño es despertarme con dos mujeres a cada lado de mi cama.
-Eres despreciable-Me levanté e hice el amago de irme, pero me agarró del brazo.
-Es despertarme con dos mujeres a cada lado de mi cama, una que me diga “buenos días cariño”, y otra que me diga,” buenos días papá”.
-Wi-no-na ¡Levanta!-me tiré encima de ella y me queda ahí plantada.
-Hay Dakota levántate de encima macho, ¡aaaah! ¡Que me haces daño mierda!-Me levanté y la tiré de la cama, se puso a cagarse en mi y en toda mi familia, pero por lo menos ya estaba con los ojos abiertos.
-Hoy es sábado, ¿Por qué me levantas tan pronto imbécil?-Dijo mi pequeña pelirroja mientras se frotaba los ojos.
-Nos vamos al rastrillo.
Wi terminó de vestirse, y salimos de la asquerosa mansión, cogimos el primer autobús que iba hacia la calle D’Ermurño, donde ponían un rastrillo enorme en el que vendían toda clase de cosas artesanales, tenía mucha ganas de verlo, y comprar cositas para mi familia.
En una semana de vuelta a Madrid.
Me desanimé por completo, la felicidad dejo de fluir por mi cuerpo, apoyé mi carita en el cristal del bus, me ponía nerviosa tanta vibración, hasta me entró dolor de cabeza, Winona estaba viciada con la Black Berry, menudo invento…
Llegamos al mercadillo, la gente tan simpática como siempre, si es que daba gusto estar allí, Winona se compró un gorrito con orejas de oso para cuando llegara Junio (Haber, en Brasil Junio es invierno) y yo me compré un par de atrapa sueños muy bonitos, comimos carne a la parrilla en un conocido restaurante, ya estaba atardeciendo, tenía que ir a casa de Eric, para evitar que le pegaran, me despedí de Winona y me bajé en la parada correspondiente.
Entré en el jardín, Eric y Joan estaban con el portátil, contando a cada una de las chicas que les ha llamado guapos por twitter.
-Haber seiscientas noventa nos han llamado guapos, ochocientas dos quieren hijos míos, y solo una quiere hijos tuyos Joan…-Eric se empezó a mofar y Joan le cogió de su bonita cabeza y alborotó su impresionante pelo, Eric se incorporó.
-Joan, todo hombre tiene algo atractivo-Joan sonrió alegre-Aunque sea un amigo-El se molestó y se largo, era mi oportunidad.
-Eric, ven un momento por favor-Sus ojos se dirigieron hacia la puerta, donde estaba yo, se levantó vagamente y sin ganas, se paró delante de mí, y levantó la cabeza para que hablara.
-¿Puedes acompañarme?, es importante es para que no te…
-Tú no dices cosas importantes, solo gilipolleces, si quieres que la gente te vea conmigo por la calle te jodes y te buscas a otro famoso que por lo menos te soporte.
Ya, calló la gota que colmó el vaso, ya estaba aguantando suficiente, era algo que ya no podía soportar, el grifo estuvo demasiado tiempo abierto y creo que ese chico ya había muerto para mi, para siempre, pero antes, le iban a pegar como que yo me llamo Dakota.
-No es eso, mira, vamos al bosquecito, y allí te lo cuento.
-Como sea una estupidez te vas a enterar-Eric dijo a los guardas que se quedaran quietos, y los dos, bastante distanciados uno del otro, fuimos hacia el bosquecito.
Ya allí, junto a los bananeros, había mucha humedad y me estaba entrando dolor de cabeza, eso era malísimo para la piel, Eric me miraba, no me cansó de decir, que es precioso, inmensa y tremendamente precioso…
-No me estarás insinuando nada verdad, como me has traído aquí, que hay tanto plátano y tu estas tan necesitada-Dijo mirándose entre pierna y pierna
-Claro que no gilipollas.
-¿Me lo vas a contar?
-Tiene que llegar… ¡Winona!, si Winona-Mentí
-Esa chica por lo menos me cae bien, me admira, como deberías hacer tú.
Arranqué una hoja de un árbol, y la empecé a romper a cachitos de la rabia, porque tenía que ser así conmigo, ¿Qué coño le había hecho yo? Alguien me lo puede explicar, Eric se sentó a la sombra del bananero.
-Eres malo, y lo peor es que no sé porqué, porque tú lo tienes todo, todo.
Eric me miró, sus ojos parecían tristes, pero a lo mejor me estaba equivocando, se rascó el brazo y tocó el tronco del árbol, todo era muy tropical, un ambiente muy cálido, y acogedor, Eric escondió su cara entre las manos, se la acariciaba delicadamente, era una bonita imagen, me senté cautelosa en el suelo, en frente, a lo mejor le había hecho sentir mal, quería pedirle perdón, pero él me había hecho sentir mal un montón de veces, y le había dado completamente igual como me encontraba.
-Que lo tengo todo… ¿Dime Dakota, cuál es tu sueño?
Esa pregunta me desconcertó, Eric me observaba serio y misterioso, el corazón se me salía del pecho de lo rápido que iba, no tenia porque contestarle, ¿Qué le importaba cual fuera mi sueño? Os parecerá extraño, pero estaba en un bosque tropical, con la persona que más odio del mundo y lo peor, le iba a responder.
-Mi sueño, puede sonar cursi, cosa que yo no soy, pero es coleccionar amaneceres junto a una persona especial, esa persona que todavía no he encontrado, esa que, no me haga sentir bonita, sino preciosa, que no pierda el tiempo contando estrellas, porque sabe que tiene la luna a su lado, que me despierte con un buenos días princesas y que me haga sentir con absoluta certeza, que será un para siempre juntos.
Eric miraba al infinito, no sé si me había escuchado, pero me di cuenta de que si, porque se empezó a reír, parece que no aprendo, soy subnormal…
-Empalagoso, pero accesible –Añadió.
Hubo un incomodo momento de silencio, en el que ambos pensamos.
-¿Y cuál es tu sueño, Eric?-Dije en voz baja.
Eric esbozó una sonrisa, yo le miraba, el miraba hacia el norte, cruzó los dedos en plan interesante, todavía, no me lo podía creer, es que, daría millones, millones para que pudieseis haberle visto en ese momento, como algo tan hermoso, podía ser tan insolente...
-Mi sueño…
-Sí-Me moví y crujieron las hojas secas del suelo.
-Es más simple que el tuyo, mi sueño es despertarme con dos mujeres a cada lado de mi cama.
-Eres despreciable-Me levanté e hice el amago de irme, pero me agarró del brazo.
-Es despertarme con dos mujeres a cada lado de mi cama, una que me diga “buenos días cariño”, y otra que me diga,” buenos días papá”.
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