-Regálame lo mas valioso del mundo+Toca mi pecho.¿Sientes eso?.Es tuyo.
miércoles, 31 de octubre de 2012
"New Sensation" Capítulo 69- ¿Dakota?
Abrí aquel pequeño diario con decisión, iba a ser una larga e intensa
noche, me mordí la uña del dedo índice, empecé a leer pasando el dedo de
la mano contraria por cada frase escrita con descuido "Día 1- El
doctor me obliga a hacer esto, no entiendo muy bien porque me encuentro
aquí, desconocidos lloran de alegría porque mis ojos yacen abiertos, yo
les aparto extrañado, ¿Quién coño son y que quieren de mi?
No pienso escribir lo que siento todos los días de mi vida, que se olviden, pero bueno, ahí voy.
Al parecer me llamo Emilio Eric Surita, tengo un hermano y dos padres,
parece que están bastantes forrados, pero no siento ningún tipo de
cariño hacia ellos, lo único que quiero es despertarme de esta
pesadilla, ya. " Me quedé observando las rayas desiguales que
marcaban la tinta corrida del boli, palpé con las yemas de los dedos la
caligrafía, que se hundía en el fino folio con delicadeza, pasé unas
cuantas páginas. "Día 5- Vuelven, día tras día, vuelven a mí como
moscas a la mierda, el tal Dudu me trae fresas con nata, afirma que son
mis favoritas, yo solo las veo como un postre más.
Anne llora cada vez que entra a esta ocre habitación de hospital, me
mira, y reventada, me saca una sonrisa, dice que no me preocupe, que
todo saldrá bien ¿El que tiene que salir bien? Me animan a que recuerde
los momentos vividos, mi cabeza está completamente en blanco, estoy
bastante harto.
No conozco a estas personas. "
Mi corazón empezó a retorcerse de dolor, intenté calmarlo posando una mano en mi pecho, que se movía al son de duros latidos. "Día
14- Parece que todo está más animado por aquí, la comida es un puto
asco, mis supuestos padres ya se atreven a acercarse mas a mí, me
incitan a que mire sus rostros para que en el segundo más inesperado les
abrace mientras digo que son mis queridos padres, pero para mí son
completos desconocidos, la verdad, es que al mirarme al espejo no me
reconozco, pero se nota que Dudu y yo somos hermanos, parecemos jodidas
gotas de agua."
Sonreí al recordar a Eric y Dudu juntos, suspiré de gusto.
"Día
26- Hoy han venido unos chavales muy raros a visitarme, decían que eran
mis amigos, han entrado como potros desalmados montando jaleo, les he
mirado bastante raro, todos han venido a abrazarme, Anne les ha apartado
furiosa.
Pusieron reggaetón y me miraron todos ansiosos, al cabo de los 2 minutos todos se extrañaron, pero no más que yo.
Uno de ellos, el más alto, dijo “Eric… ¿No perreas? ¿No cantas?”
Yo les dije que no, en ese momento se pusieron a bailar unos con otros arrimando cebolleta, sin comentarios." Rompí a reír escandalosamente, me imaginaba la escena y lloraba, que panorama, y el pobre Eric flipando.
Era la primera vez que era tan feliz en mucho tiempo, seguí pasando páginas a diestro y siniestro. “Día
68- Todo va bien en la casa, nunca podía creer que una persona como yo
viviera en semejante mansión, era increíble, mis “amigos” me cuentan
todo lo que solía hacer de fiesta, menudo personaje estaba hecho, en
estos últimos días me he liado con muchísimas tías.”
Rompí un lápiz que encontré por la colcha.
“Todos me admiran, la verdad es que esto no está tan mal, pero sí, sigo sin recordar nada.”
Me puse algo triste, pero era lo que había vivido, su diario, me lo ha entregado a mi.
Es tan bonito.
Pasaba y pasaba hojas escritas, en la mayoría retomaba su vida en
compañía de los que le querían, pero el siempre recalcaba al final de
cada relato, que seguía sin recordar nada, ya empezaba a notar el sueño
en mi cuerpo, los parpados me pesaban más de lo normal, estaba a punto
de caer en un profundo sueño, pero una página llamó mi atención más que
cualquier otra. “Día 79- Hoy he experimentado un cambio que a
todos a impactado en exceso, Dudu ha entrado a mi habitación para
realizar la sesión de recordatorio, esa que hacemos a diario.
Esa en la que me cuenta cosas del pasado, con la esperanza de que algún día, pueda volver todo a la normalidad.
Hoy el tema era “Mis novias” la conversación fue algo así:
Dudu: Bueno, de bien pequeño tuviste una que se llamaba Priscila, fue
con la que te diste el primer beso, a la edad de 10 años, no durasteis
mucho.
Yo: Ni idea.
Dudu: Bueno, iremos un poco más hacia delante, con Laura estuviste 2
meses cuando tenias 13 años, cuesta decirlo, pero perdiste la misma
virginidad con ella, eras muy putero.
Yo: Nada de nada.
Dudu: Buf, pues haber, las más cercanas a tu edad, Yoana, fingiste una
posible boda con ella para salir en la prensa, no llegasteis a ser
novios pero os liasteis varias veces y otras cosas que paso de contar.
Eric: Umm… Que no, que no.
Dudu: Es que todo lo demás han sido líos, rollos, polvos de una noche,
no sé Eric… Bueno, hubo una chica con la que te estabas peleando
siempre, pero en el fondo creo que te gustaba, pasabais mucho tiempo
juntos, y en poco tiempo has hecho con ella con lo que no has hecho con
ninguna.
Yo: ¿Hablas de Dakota?”
domingo, 21 de octubre de 2012
"New Sensation" Capítulo 68-Demasiada presión.
Mis labios empezaron a temblar y no hacia frio.
Mis ojos expulsaban lágrimas y no había ácido.
Mi corazón latía a un ritmo activo y no estaba cerca.
¿Qué pasaba?
Me
apoyé en el colchón para acomodarme, al instante metí la mano entre las
tapas con cuidado, cogí un pequeño taco de informes médicos ordenados
por fechas y en un estado bastante deteriorado, todos eran distintos,
con varios temas a tratar, lo único que era igual, idéntico en todos,
eran esas tres palabras escritas en letra cursiva.
Emilio Eric Surita.
Leí confusa, con la vista cansada.
Enfermo: Emilio Eric Surita
Estado: En coma
Una puñalada atravesó mi estómago sin piedad, aceleró mi nerviosismo y corto mi respiración.
Tiré esa hoja al suelo, y pase a la siguiente con ansia y ganas de reventar la pared.
Enfermo: Emilio Eric Surita
Estado: No recuerda nada de su pasado, no se auto reconoce, alto riesgo de muerte.
Me levanté de la cama histérica, parecía que mil limas rasgaban mi pecho
poco a poco, empecé a chillar mientras ensangrentaba mis manos con los
fuertes golpes que propinaba a la pared, ¿Qué había hecho? Que hija de
puta, mi bebé precioso.
Recogí los papeles rápido, manchándolos de sangre, a brotes.
Los miré por encima, en todos decía que no recuperaba la memoria, que
tardaría años, quizá nunca, nunca, que palabra más dura y desagradable.
Me estaba poniendo de los nervios, los dejé furiosa dentro del maletín y
fui corriendo al baño, saltando todos los obstáculos, el orden no
reinaba en nuestro piso.
Me lavé las manos, tenía las heridas abiertas, pero que gilipollas soy,
busqué unas vendas en el cajón de las compresas, eran viejas, pero eso
no caduca.
Volví ágil, cerré la puerta y la atranqué, no quería que nadie entrara, si no quería llevarse una ostia, estaba negra.
Cogí las revistas, tres para ser exactos, en una de ellas Eric salía en portada.
“El mayor de los Surita retoma su vida después del accidente”
Resoplé.
Abrí por la página que marcaba en la portada, salía Eric, con la guarra rubia esa que decía que era su novia.
Leí nerviosa.
“Emilio Eric sigue sin recordar nada, pero sus amigos y familia le
ayudan a retomar su vida, el mayor de los Surita, (gracias a su padre,
que es su gran apoyo) a entrado como presentador de el nuevo programa de
“TV Globino” junto con Leticia Mateo, con la que se le ve mucha
complicidad, su madre, Anne, afirma que lo único que quiere es que su
hijo tenga una vida de calidad hasta que recupere lo que fue su pasado.
Le hemos preguntado unas cuantas cosas a Emilio Eric, que sigue tan guapo como siempre:
Periodista: ¿Cómo te sientes, ya vas recordando algo?
EES: Pues la verdad no recuerdo nada, pero mi familia tienen confianza en mi, y creen que todo volverá a su…“
Cerré la revista, ¿Qué Eric había perdido la memoria y por eso salía con
esa zorra? Dakota, pedazo de gilipollas, niñata de mierda, ¿¡QUE HAS
HECHO CON EL AMOR DE TU VIDA?!
Pero yo como iba a saber aquello, escurrí mi cara hasta meterla entre
las rodillas, me estiré de la coleta, más enredada que un nido de
cigüeñas, me merecía una ostia, pero una bien grande.
Ojeé triste las demás revistas, decían más de lo mismo, que salía con Leticia, y poco más.
Todo esto sin memoria.
Algo tan perfecto como él no es para mí.
Las tiré a la moqueta, no era capaz de reaccionar en esos instantes, me
ardían los nudillos, estaban al rojo vivo, tapados por la áspera textura
de las gasas viejas.
Las lagrimas cesaban, no paraban ni un momento, querían que me diera
cuenta de la persona en la que me había convertido, un monstruo, me auto
hería, Pero ¿Yo qué coño sabia? Ojala alguien me hubiera dicho, con un
simple sms, que Eric carecía de memoria, que no recordaba su pasado, y
que mucho menos a mí, maldito Dudu ¿¡En que estaría pensando para no
avisarme?! Se la devolveré, sí.
Aún así, seguía sin entenderlo todo, me faltaban piezas en el puzle, algo no concordaba.
Espera.
El diario.
martes, 16 de octubre de 2012
"New Sensation" Capítulo 67-Y un diario.
Se adentraba la noche, al igual que fluían los peligros, la calle era
como una selva, me animaría a decir que incluso peor, mucho peor.
No quería moverme de allí, seguía en medio de la playa de Benidorm abrazada a un maletín.
Lo olí.
Olía a él…
Busqué el teléfono, estaba patosamente enganchado entre las tiras de
seda fina de las bragas, busqué con mis fríos dedos entre los contactos,
eran tantos, al ser una stripper te da el número hasta el primer
vagabundo de la calle, pero bueno, encontré la G.
Guille hermano.
Llamé, dieron algunos molestos pitidos antes de que mi querido hermano contestara.
-¿Sí?
-Guille, ven a buscarme
-¿Otra vez?-Resopló-Joder Dakota, estoy de tu mierda de trabajo hasta la po…
-NO EMPECEMOS-Chillé molesta, el que alisaba la arena de la playa con un camión me miró sorprendido.
-Es que no es normal
-Vale, ya me voy yo sola, por la calle, en ropa interior.-Le amenacé ágil.
-Quédate quieta-Oí unas llaves moverse, escandalosamente.- ¿Dónde estás?
-En la playa, en frente de la discoteca Penélope.
-Espera ahí-Colgó
Me acomodé echando la cabeza hacia atrás, tenía ganas de un cigarro pero
el paquete estaba temblando, vamos, sin un puñetero piti, deje el
maletín a mi lado, me comía por dentro la curiosidad, pero claramente no
lo iba a abrir allí, aunque estaba dispuesta a hacerlo, la verdad.
Escuché un pitido cercano, miré hacia la carretera y allí estaba mi
hermano, en su incomparable audi familiar, desde que tiene un hijo está
irreconocible, siento en el alma que de mí no se pueda decir lo mismo.
-Hola-Añadió mientras me acomodaba en el asiento, algo duro para mi gusto-¿Y eso?-Miró al maletín.
-Nada…-Lo puse en mis pies y me abroché el cinturón.
-¿No estarás traficando con drogas?
-¿Tú eres gilipollas?
-Tranquilízate, bruta de los cojones, era broma-Arrancó sin más dilación.
Me apoyé en la ventanilla, desde bien pequeña me encantaba hacer
aquello, mirar como toda la calle pasaba fugazmente ante tus ojos, como
dejabas atrás cosas para descubrir algunas nuevas, y todo ello, a la
velocidad que quieras.
-¿Duermes en casa?-Me preguntó mi hermano mientras ponía los 40 principales-Hace un mes que no ves a Viaggi.
-Tengo muchas ganas de verle, pero me voy a mi casa-Cambié a Máxima fm.
-Pues entonces ya hemos llegado, pequeña-Y sin apenas darme cuenta, allí
estaba mi triste portal, oscuro, con un cristal roto y los telefonillos
descolgados.
-Guille-Sonreí tiernamente-¿Me subes a caballito?
-Dios…-Mi hermano resopló y me echó del coche divertido, volvió a
cambiar la emisora.- Asómate a la ventana para que me quede tranquilo.
-Emm…Como quieras…-Me asomé por la ventanilla del coche mirando a la gente pasar.
-¡A LA DE LA VENTANA DE TU CASA, IMBECIL!
Empecé a reír y salí del auto alegre, cerré despacio y saqué las llaves,
sí, también de las bragas, eso parece el bolsillo de Doraemon, abrí la
puerta y encendí la luz, por hacer algo, porque vamos, ahí no
funcionaban ni los interruptores.
Subí por las escaleras poco a poco, estaba tan cansada ¿Y los tacones?
Genial, otros menos, llegué al 3º, sin ascensor obviamente, y si lo
tuviera, tampoco funcionaria.
Abrí la puerta con la llave.
-¿Hola?-No había nadie, era un piso compartido como podéis deducir, la
mayoría de las noches ninguna la pasábamos allí, las tres éramos
stripper, y el trabajo es el trabajo, el salón estaba bastante ordenado,
Verónica se había dignado a adecentarlo el día anterior, por mi mejor,
pero no era un buen sitio para ponerme a…
¡Guille!
Me asomé veloz por la ventana de la cocina, que por cierto, estaba hecha
una mierda, y le saludé con la mano, el arrancó cangándose en mis
muertos por haber tardado tanto, me quedé un rato mirando como aquel
coche se abría paso entre la oscuridad, espero que todo le vaya bien por
la carretera.
Cogí el maletín que deje anteriormente en la encimera, tampoco pesaba mucho, así que dinero no era.
Entre a mi cuarto con él, solo era una cama y una mesilla, el
presupuesto no llega para tener la habitación de ensueño, yo antes la
tenia, en un pasado, que bonito fue.
Me puse cómoda, bueno, más bien me puse ropa, un pantalón de pijama y
una sudadera vieja, até mi largo pelo negro eléctrico en una coleta mal
hecha, ordené algunos vestidos que estaban tirados por el suelo, y
finalmente, me senté en la cama en frente del maletín.
Posé una mano encima, un escalofrió recorrió mi cuerpo, miré al techo
confusa, volví a pasar la mano por el cuero, frío como el hielo, dejé de
palparlo, y me decidí a abrirlo, primero desabroché una anilla, la
derecha, después, la izquierda.
Metí los dedos entre la tapa y la base del maletín, tiré de el despacio, dejando ver lo que ocultaba dentro, poco a poco.
Por fin estaba completamente abierto, vaya…
Varios informes médicos con distintas fechas, todos con un mismo nombre.
Emilio Eric Surita.
Varias revistas, en las que en la portada yacía marcada una página, alguien la puso con permanente.
Y lo más importante, un diario.
lunes, 8 de octubre de 2012
"New Sensation" Capítulo 66-Adiós mi vida.
Saqué la cajetilla mojada del sujetador, me dejó el pecho húmedo, pero eso supongo que en aquellos momentos daba igual.
Busqué un mechero entre las apretadas tiras que marcaban mis hombros,
pero fue en vano, no encontraba aquel encendedor por ningún lado, toqué
la arena, la removí, buscando, pero solo conseguí llenarme las uñas de
tierra playera, asqueroso.
Una perfecta mano masculina me ofreció un pequeño clipper color azul, algo desgastado.
Allí seguía.
Eric.
Le observé, dolida, seguía siendo tan perfecto, igual que siempre,
maldito hijo de puta, ¿Por qué dejo que se quede a mi lado? ¿Por qué? Me
ha hecho daño.
¿La respuesta? Es el jodido amor de mi vida.
Encendí el cigarro, le di la primera calada, esa que mata tus mayores sueños.
-Veo que has hecho amigos-Añadió, con esa voz, increíble, me mataba.
Expulsé el humo.
-No todo el que ríe contigo es tu amigo-miré al suelo y volví a absorber del mortífero filtro.
Se movió sutilmente y deslizo su mirada al mar, la brisa acariciaba su cara, y le hacía sentir más libre.
-Has cambiado, muchísimo-No me digné a mirarle.
-Todos lo hacemos.
-Pero no de esta forma.-Di una gran calada, noté como se difundía el
humo por mis pulmones, dañándolos, y salía de nuevo como aire de verano,
lento, bochornoso, en fin, solo era humo.
Hubo un silencio, notaba que su mirada se clavaba en mí, yo aún seguía
con su chaqueta por encima, me tapé más y me encogí en forma de huevito,
creo que aún no podía creer que lo tenía al lado, a mi hombre.
-Te he echado de menos.
-Bonita canción-Apagué el cigarrillo apretándolo contra la arena.
-Dakota, que es verdad.
Me levanté indignada, me miró desde abajo, me derretí, pero en aquellos momentos la furia era mucho más fuerte.
-¿De verdad?, ¿¡DE VERDAD?!- Grité- Eres un mentiroso de mierda.
Se levantó, poniéndose delante de mí, me cortó el paso y agarró mis
manos para que no le pudiera soltar un puñetazo como muchas otras veces
lo intenté.
-No eres la única que has sufrido.
Abrí los ojos en exceso, en señal de indignación, intenté morderle la mano, el se reía, ¿Pero yo? Ni puta gracia.
-¿Qué tú has sufrido?-Pregunté con angustia-Mírame.
Me aparte un poco de él para que pudiera verme mejor, estiré mis brazos y dejé que me observara con detalle.
Era un stripper, de pacotilla, barata, con una vida de mierda, solo
vestía un conjunto interior y una chaqueta de hombre por encima, tenía
la cara algo demacrada por la poca cocaína que había consumido en
aquellos años, triste, con dolor, se veía el sufrimiento en mis pupilas y
el paso de mis lagrimas lo marcaba el rímel corrido.
Cerré los ojos y aguante el llanto, nunca más lloraré por él.
Buen chiste.
Se estremeció, mirándome con ímpetu continuas veces, su mirada era
triste, se sentía culpable, lo notaba, y bien hacia, el tenia toda la
culpa, en absoluto.
Suspiré y me di la vuelta, debía irme, tenía que irme aunque no fuera lo
que deseara en esos momentos, pero no hay persona más terca que Eric en
este mundo, así que sentí que sus ardientes manos agarraban mi cintura,
y con un pequeño empuje me acercaban hacia él.
-¿En serio?-Preguntó, le sentí sonreír, ya que su aliento chocó
sutilmente con mi cuello, poniéndome el vello en punta-Deberías dejar
que me expliqué
-Ya no tengo 16 años-le aparté y me di la vuelta, mirándole, observando
que bien le habían sentado los años que habían pasado, al contrario que a
mí, obviamente-Explicarme… ¿El qué? Que cuando tuvimos el accidente de
coche y viste que estaba en coma pasaste de mí, que te importó una puta
mierda mi estado de salud, que lo único que hiciste fue sustituirme por
la primera rubia guarra que viste por la calle ¿Qué yo te hice cambiar?
Yo y cuantas más Eric, ¡Cuantas!-Arrimé ambos pies para calentarlos-No
tienes perdón, todos me decían que conmigo no eras como con las demás,
supongo que todo era una farsa, ni siquiera te importo…Ni si quiera eso.
Pero lo peor de todo, es que te quiero.
-…
-Ahora sería un buen momento para que dijeras algo-Añadí enfadada.
-Te dije que no te enamoraras de mí.
Puse en blanco mis ojos y di una patada a la arena, volví a sacar un
cigarro, ya no podía más con esta situación, era denigrante, incomoda y
dura, muy dura de llevar.
Volví a tomar el mechero y a la luz de la llama, prendí aquel cigarro, el que mata poco a poco, ¡anda!, como Eric.
-¿Por qué fumas?-Me preguntó, indeciso, bastante molesto por lo que acababa de decirle.
-Necesito otra droga para alejarme de ti.
Una
de mis compañeras de trabajo daba un paseo por allí, para ser claros,
Cristina, rubia, muy delgada, pero carecía de curvas y de gracias para
bailar, era guapa, bueno, tenía una gran nariz que afeaba su aniñada
cara, pero su prepotencia y kilos de maquillaje la hacían ganar puntos.
-¿Dakota?-Me llamó confusa ya que no veía bien de lejos, levanté la mano
con la que sujetaba el cigarro, Eric la miró.- ¿Qué haces
aquí?-Preguntó con esa desagradable voz de pito.
-Nada, conversas con…-Miré por un momento a Eric, el puso ojos de cachorrillo-Un viejo amigo.
Cristina se mordió el labio inferior con sensualidad, colocó su falda de
una forma muy femenina y empezó a jugar con el pelo, yo aspiré el humo y
entrecerré los ojos, será imbécil, pero a estas alturas de la vida me
daba igual.
-Me tienes que presentar a tu amigo, cariño.-Eric subió las cejas,
parecía que mucho no le atraía, y con lo directo que es no tardaría en
soltárselo.
-Eric, Cristina, Cristina Eric-Hice un juego de manos señalando a ambos
mientras pronunciaba sus respectivos nombres-Yo tengo su pasado, tu
puedes tener su futuro.
Me alejé de allí, y Eric apartando a Cris, me siguió.
-Espérate-Se cabreó-¿Quieres que salga de tu vida?
-Ya faltaste los tres años más duros de ella, no te preocupaste por mí,
te echaste novia, presentaste un programa. ¿Qué pasa te ha dejado y
ahora vuel…
-¡QUE SI QUIERES QUE ME VAYA!-Nervioso, estaba muy nervioso.
-Sería lo mejor para los dos, no tenías ni que haber venido, solo me haces más daño, estás adelantando mi muerte.
-Está bien, me iré, pero espera.
Aceleró el paso, salió de la espesa arena adentrándose en la oscuridad
de calle, mi cigarro se había consumido, así que lo arrojé a la arena
con parsimonia, en realidad le necesitaba tanto, pero puedo perdonar
hasta ciertas cosas, aunque claro está que por el daría la vida, pero…
La confusión inundaba mi cabeza, litros y litros de “Quizá” y “Porque”
me hacían pensar, y llegar a conclusiones absurdas que podrían hacerse
realidad rara vez, ¡DIOS!, deje de martirizarme, por suerte, Eric volvió
a aparecer de entre las tinieblas, esta vez, con un maletín negro de
cuero.
Estiró el brazo, se marcaba el musculo, había ido al gimnasio, mucho.
Cogí el maletín, abrazándolo con mis brazos.
Tonteando un poco con los pies y la arena, y envuelto en dolor, pudo
decir unas palabras, que se notaba que salían de lo más hondo de su
corazón.
-Adiós, mi vida.-Agarró mi cintura y beso mi frente apretando mucho
tanto los labios como los ojos, noté como algo me mojaba ¿Chispeaba,
quizá? No…No… Dios mío.
Una lagrima de Eric Surita, la primera lágrima que caía de sus ojos, al menos delante de mí ser.
Se apartó de mi y se fue por donde vino, me caí al suelo, y sin soltar
el maletín, llore desconsoladamente, pero me dio tiempo a susurrar algo
al viento.
-¿Adiós? Adiós no, tú vives en mi.